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Fóbicos al compromiso: cómo detectarlos

Fóbicos al compromiso: cómo detectarlos

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TEN EN CUENTA ESTAS SEÑALES PARA SABER SI ESTÁS SALIENDO CON ALGUIEN QUE LE TEME AL COMPROMISO

Cuando nos entusiasmamos con un hombre o con una mujer, la lógica esperanza es que el sentimiento sea recíproco. En las primeras señales nos podemos dar cuenta si parece haber feedback. El problema se suscita cuando no hay claridad en la comunicación y la confusión entra a jugar en la lectura de la conducta del otro.

En esta columna te contamos cómo detectar si estás ante un fóbico(a) al compromiso.

Acelera de arranque: las cataratas de entusiasmo inicial en una relación son lógicas pero tienen un límite. Un hombre o una mujer que quiera casarse, en una primera cita empieza con expectativas poco realistas, por no decir ilusorias. Es probable que el retroceso sea tan rápido como el comienzo, cuando tomen conciencia de su propia conducta.

Protagoniza extrañas desapariciones: alguien que de veras desea comenzar a construir una pareja no tiene conductas evasivas. Quien aparece y desaparece sin mediar mucha explicación está enviando un alerta. Si bien todos tenemos obligaciones, alguien que está interesado en otra persona y se encuentra con falta de tiempo para verla, se lo hará saber y buscará formas de mantener el contacto.

No sabe lo que quiere: es lógico que en los primeros tiempos nos tomemos tiempo para evaluar al otro y ver si hay chance de comenzar a armar algo. Si la duda del otro se vuelve eterna, es mejor tomar otro rumbo.

Tiene un historial de relaciones con final abierto: las personas maduras, que tienen relaciones adultas cierran sus vínculos con un diálogo franco con quien han compartido su intimidad. Los fóbicos al compromiso suelen huir de la escena, dejando a la otra persona llena de interrogantes y en algunos casos, culpas: ¿qué hice mal?, ¿por qué no me explica? Las culpas no tienen sentido alguno porque el tema, en general, es del otro.

Es ambiguo/a respecto a su situación, su idea con respecto a una relación, etc.: no necesariamente lo hará de manera consciente pero en su incapacidad de definir, traslada al otro su propia inseguridad. Encarar la construcción vincular requiere empezar a transitar un camino interpersonal en el que hay que tomar definiciones. Quien nada en la ambigüedad, se ahoga en su propia falta de certezas.

Disfruta generando ansiedad: a quien resiste al compromiso le gusta el juego de ser buscado en un juego de gato y ratón. Es posible que ese juego luego le termine haciendo ruido. Cuando haya aire en la relación, volverá a la búsqueda para luego retraerse una vez más. El problema de este mecanismo es que provoca ansiedad, angustia y desconcierto en su «víctima».

No fija agenda: ni siquiera a corto plazo: nada que requiera hora, día y la posibilidad de fijar una salida, por ejemplo, de antemano. Un fóbico no hace planes porque simplemente no sabe si podrá – o querrá – sostenerlos.

Es muy simple detectar a un fóbico al compromiso online: las conductas antes descritas se reflejarán en su ausencia virtual por días, interrupción de contacto y reaparición sin explicaciones, etc. ¡Luz roja!

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