La franquicia de Philadephia prometió a sus fanaticos una ronda gratis si el equipo superaba los 100 puntos, pero cuando sumaba 99, ocurrió lo inédito. Ahora, debe invitar el entrenador.
Doug Collins, coach de los Sixers, pidió no seguir atacando al rival cuando faltaba algo más de un minuto y, pese al triunfo, los jugadores recibieron el abucheo de todo el estadio. En conferencia de prensa, juró no saber nada sobre la promesa de la noche.
El partido entre Atlanta no significaba un partido más para el público de Philadelphia, los niños se deleitaban imaginando la hamburguesa prometida como excelente regalo de fin de año y celebraban cada punto como si fuera el del título. Hasta que se borraron las sonrisas y se dio paso al enojo pese al contundente triunfo.
Si los Sixers marcaban 100 puntos, los 18.000 espectadores presentes en el estadio se irían con el estómago lleno, pero Collins dio la orden de no atacar y los jugadores la acataron sin hacer correr la pelota en el minuto final.
El juego termino 99-80 final causó la indignación de los aficionados locales. Al mismo tiempo que los jugadores celebraban, la gente insultaba y el entrenador no parecía tener ninguna idea respecto a lo que sucedía. Al final del partido, pidió disculpas y prometió que él mismo se encargaría de regalar las 18.000 hamburguesas.